Estrenamos la cuenta atrás para nuestro post número 100, y lo hacemos mostrándoos el resultado del último encargo que realizamos en el pasado 2016. Nuestro «Escorial» particular, hasta el momento. Un vestido pintado a mano y decorado con motivos inspirados en el circo, porque la receptora es una gran amante de este espectáculo.

Este vestido negro e irregular nos pareció perfecto para pintar en él grandes figuras, potenciando la verticalidad en la composición y la distribución de las figuras en diferentes planos, aportando color y fantasía a ese extenso y sobrio fondo.

Al comenzar a pensar en este encargo, lo primero que nos tuvimos que plantear es qué tipo de circo queríamos plasmar en este encargo porque cuando pensamos en el mundo de las carpas y los trapecios cada uno pone el foco en aspectos diferentes, y si no lo creéis que cada uno tiene su propio circo, sólo tenéis que ver algunas de las obras que inspiraron a algunos pintores de finales del siglo XIX y del XX: Seurat, Toulouse Loutrec, Picasso, Degas y Botero, por citar a algunos de ellos. En mi caso, aunque no es el que he reflejado en este vestido pintado a mano, cuando yo pienso en el circo, pienso en rojos y en terciopelos y en animales, a pesar de que en la actualidad su presencia es casi nula, y en hombres bala.
Sin embargo no era de nuestra visión del circo sobre la que íbamos a pintar sino que debíamos reflejar un circo que podía gustar a la futura dueña de este vestido pintado a mano. Así que buscamos diseñar una imagen que evocara un circo de lleno de fantasía, de aires atemporales, de colores amortiguados por el tiempo, de puesta en escenas sorprendentes, de espectáculo, el circo del «más difícil todavía», de lo evocador, de la elegancia, de la búsqueda del equilibrio y la sorpresa.



La verdad es que, aunque el espectáculo del circo ha evolucionado desde su origen en la antigüedad como parte de rituales religiosos y prácticas de guerra (siendo un espectáculo de ocio deportivo más que de arte) hasta convertirse en los desfiles que recorrían las ciudades y las carpas bicolor donde se daban cobijo a payasos, malabares y fieras en el siglo XIX, siempre de un modo u otro, ha amalgamado en sus puestas en escena magia, belleza y emoción.
El primer circo moderno, como nosotros los conocemos, como podemos saber por las fuentes históricas, fue inaugurado en Londres en 1768 por Philip Astley y muchas de los números usados entonces fueron los que protagonizaban dichos espectáculos durante años (música, animales, acróbatas y payasos) que sin embargo, en la actualidad han ido desapareciendo, especialmente las fieras, para dar paso a espectáculos más teatrales y acrobáticos, acentuando sus rasgos visuales y estéticos, como ocurre con los archiconocidos espectáculos del Circo del Sol.
Terminamos como siempre nuestro post con una canción y en este caso lo haremos con A sunday smile de Beirut, porque sus melodías atípicas evocan otros tiempos, imágenes en sepia, la añoranza y la alegría al mismo tiempo, con sus instrumentos de viento a modo de fanfarrias en los desfiles circenses que nos arrancaban esas sonrisas de domingo cunado éramos niños. Espero que os gusten estos sonidos añejos y descoloridos tanto como a mi.
PRECIOSO
Buenos días, Teresa. Muchas gracias. Me alegra de que te haya gustado. Un abrazo grande.
Qué dibujos más bonitos, me encantan. Y una gran idea, ese vestido pintado a mano.
Enhorabuena Sara, precioso
Buenos días, Alicia. Muchas gracias. Me alegro de que te guste. LA verdad es que el circo y su mundo da juego para crear imágenes llenas de fuerza y fantasía. Muchas gracias por leernos cada jueves y por tu comentario. Un abrazo.
Una pasada!!!
Muchas gracias, Lego. Me alegro de que te guste. Fue una experiencia estupenda pintarlo. Un abrazo